sábado, agosto 26, 2006

Cercanías de Ramadan Zalazamba, hoy mismo

Papito Mío:

Supongo que te sorprenderá recibir la presente en tu refugio de fugitivo, ése que ni yo misma por mi bien conozco.
Sí, tu amadamar es una chica de recursos, ¿viste? Debemos agradecerle los favores a Meteoro, que ha vuelto como un boomerang y me ha prestado a la palometa de su Mac 5 para que te localice y te lleve mis letras enamoradas, allí donde estés quién sabe por dónde andarás.
No sabés con cuán ardoroso y pasionante clamor he recibido tu cartapesta, justo en el momento en que mis ánimos decaen y los calores se me suben a la cabeza al igual que la cerveza. He comprobado que vivir sin noticias tuyas, sin tus palabras amerluzadas, es morir de amor y justo
cuando más desfalleceo, ellas llegan de tu parte a consolarme sin perdón.
Sin tí, Papito, mi cama es ancha y mi chaise mucho más longue que de costumbre.

Papito, todo es difícil desde que partiste. La vida en el campamento se me torna irrespirable, y eso que estoy acostumbrada a la baranda de los gemúes empetrolados, que no sabés que feo huelen cuando andan mal del estómago. Tal es mi congoja que ni siquiera el alistamiento del piquete y la inmersión en mis tareas y deberes, logran apartarte por completo de mis pensamientos y mi carne.

Es terrible, los medios de comunicación están en su salsa y difunden fotos nuestras que dicen haber adquirido en la empresa de seguridad del complejo finisterresco. Todo tipo de cosas sobre nosotros y nuestros pasados se dicen por todos lados. No sé qué pensar, creo en los hackers y en que el mundo se confabula en contra de nuestros abrazos. La policía me ha interrogado inconmensurablemente, he declarado hasta las ganancias del año que viene, y sujetos de los más vil y baja estofa desfilan por este campamento para pagar su cuota parte. Estoy sufriendo el acoso de un tal Cacho Rizo, que no sería otro que el famoso Cacho_Camionero que pulula en el ciberespacio relatando sus falaces maratones sexuales, quien me pide todo tipo de favores a cambio de declarar a tu favor. No sé qué hacer, qué rumbos tomar, qué caminos recorrer que me lleven a tu lado, que es lo único que deseo en este momento aciago. Dime tu, papito, qué debo de hacer, aciago algo.
Por lo pronto, decirte que te extraño es como decir que el mar tiene aguas saladas a granel. Pero te tengo una sorpresa que nos mantendrá unidos.
Si buscas en el ruedo de tu gorro frigio encontrarás que he ocultado allí algo para ti. Con lo estrepitoso de la partida, olvidé mencionarlo y hasta el encuentro con Meteoro he llorado a mares ciegos el olvido. Pero es tiempo de reparar lo reparable y entonces te cuento que si buscas en tu gorro encontrarás un pequeño aparatito del tamaño de una cajita de fósforos, que tú conoces muy bien. Sí Papito, es el control remoto del Gold Butterfly.
Cada vez que pienses en mí -cuando nadie te ve puedes ser o no ser-, ya tienes la llave para estar conmigo.
Yo estaré preparada para recibir tus ondas las 24 horas del día y de la noche, la mañana y la tarde ví llover, vi gente correr, siempre, lista.

Tuya inconmensurablemente y prieta

Mar

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