sábado, mayo 29, 2004

Balvanera, 19 de Septiembre de 2002


Ay, mi querido Ernesto!


No sé si soy la Daniela de tus recuerdos. Yo iba a colegio del estado, llevaba delantal blanco con tablitas y no me hacía trenzas porque se me cortijiaba el pelo.
De todas maneras, aunque esto sólo haya sido un malentendido quiero decirte algo importante: estoy enamorada de vos.
Me enamoraron tus palabras, tu historia y el temor a lo desconocido.
Mi vida no fue tan entretenida como la tuya. Lo mejor que hice de ella fue seguir un curso de souvenires con flores secas (del que me siento muy orgullosa, porque hago cosas muy lindas que nadie compra, pero eso no importa, mi casa está adornada como nunca) y haber sido extra en "Mi familia es un dibujo".
Yo hacía de una que estaba en una mesa del bar adonde los protagonistas se encontraban para decidir la mejor educación para "Dibu". ¿La tenés?. ¿Tenés esa escena?. Yo era la que estaba en la mesa cerca del pasillo que daba a los baños. Comía una porción de pizza, mientras dialogaba con Narosky, que estaba frente mío.
Esto es una confesión que detestaría divulgues: si bien teníamos un guión sobre lo que teníamos que conversar entre nosotros, Narosky y yo no dejamos de decirnos un aforismo tras otro. (Esto no lo sabe nadie, guardame el secreto, estoy presentándome a nuevos castings, y ya sabrás como son estas cosas)
Tal vez yo sea muy poca cosa para un hombre de mundo tan re-pipí-cucú como vos. Sólo sé que te amo inconmensurablemente y ya no podría vivir sin vos.
¿Vernos cara a cara?
Tendría que organizarme. Estoy casada desde hace 34 años con Daniel Montoly. La verdad es que desde el 87' ya no nos amamos, pero estamos tan acostumbrados a jugar al chinchón juntos, que la sola idea de separarnos nos produce malestares y calambres a los dos.
No sé que más decir, excepto que esperaré con ansias tu respuesta, ya que tus esquelas le dieron a mi vida el sentido que colma mi vacuo transcurrir.

Saludos afectuosos.


Daniela Susana Ferro de Montoly

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