martes, septiembre 21, 2004

Ramadám Zalazamba, tiocho e'noviembre deste año



Estimado Edgar:

Tu memoria me provoca espasmos. ¿Cómo podría olvidarme yo del episodio de los tigurones? Eran mis huevos los que se deglutieron aquellas bestias cachalóticas. Tú, miserable venido a más, deberías revisar tus recuerdos antes de andar acusándome de desmemoriado a mí, ser supremamente faraonizado y vinculado estrechamente a los dioses Ramón Ra y Nefertritis, Astarteta, Buto y otros, los cuales, mancomunados me devolvieron mis atributos en demasía. Eres una baba perdida entre los gránulos de arena meada por camélidos tísicos, no mereces mas atención que el estornudo de una cucaracha, pero te perdono porque sé que eres medio lelo y lo haces con buena intención.
Ahora mismito estoy partiendo hacia Temaykén para encontrarme con Sandriya y liberarla de la injusta pena que le han impuesto, le llevo al Rey varias toneladas de tomates de mis tomatales y la mujer que ha cautivado mi corazón con su belleza y adornado mi alma de Faraón con su ternura, le llevo el último long play de Iman El Bahr, un músico reconsagrado en nuestras egipcias tierras y el cidi Cairo Mix , un enganchado que la hará bailar toda la noche.



Ya ves, querido Edgar, los cuatrillizitos son tan míos como el sol que te alumbra, así que la próxima vez que tengas algo que decir, callate la boca.


Ernesto Mate
Faraón bien macho

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