miércoles, agosto 18, 2004

Ramadám Zalazamba, a unos días del mes de noviembre de MMII


Estimado Edgar,

Te escribo estas simples líneas para decirte que extraño los días en que eras mi lacayo y alcahuete privado, creo que haberte dado tantas responsabilidades y libertades te ha convertido en un semidios parnásico y piripitifláutico lo cual me llena de orgullo. Te digo esto para que no creas que no estoy al tanto de tu buen desempeño en el proyecto del complejo más grande del mundo y alrededores, pero también para que no te la creas porque sin mí y sin mi benefacción no serías nada.

Aclarado ese espinoso punto, y teniendo en cuenta los días en que nos contábamos todos nuestros secretos y aventuras, paso a relatarte el kilombillo en el que hallo envuelto y de cómo me pienso desenvolver, para lo cual, además de mi propia capacidad confío en tus sanos y acertados consejos.

¿Oiste hablar de una tal Sandriya que está condenada a muerte por engendrar siendo soltera? ¿A qué no sabés quién le hizo el cuadrifoglio a la temaikina? Exacto: este faraoncho y no otro. El caso es que la minita me vuelve loco y estoy dispuesto a casarme con ella, no sólo para salvarle la vida, lo cual es una obligacíón divina para mi investidura de Faraón Eternizado, sino porque estoy perdidamente caliente con ella. ¿El amor? El amor se compra en el mercado y después se vende en cuotas. Además, no te olvides que la ochentaygésima ley de la faraonidad obliga a tener descendencia antes de cumplir los cincuenta y cinco años, y como yo estoy pisando esa edad, es el momento propicio para dejar a todos contentos. Y como si fuera poco, el Rey de Temaikén amenaza con declararnos la guerra si no cumplo con mis obligaciones. ¿Guerras en estas épocas? Ni loco.

Ahora quiero relatarte los pormenores y los pormayores de mi encuentro con Sandriya. Ella apareció como jefa de promotoras de no sé qué huevada para el complejo, y de repente nos encontramos hablando de bueyes perdidos, uno de los cuales nos trajo a colación a tu Paulina Riquelme, a prosópito ¿sabes algo de ella? ¿Sigue cautiva de la temible mafia china?, bueno, no digrego ni disgrego fatalmente, sigo con el relato. Y que pum y que pam, ella quedó en volver esa noche con datos sobre una vendedora de táppergüer y cuando volvió, lo menos que hice fue prestarle atención a su relato, lo que pasa es que se vino vestida con el traje de promotora del juego "Póngale la cola al camello" y esos velos flotando sobre su piel tersa y acaramelada me desvelaron, vos no sabés lo que es el lenguaje de su piel, si, porque su piel habla y dice cosas que van directamente a electrizar las dendritas con códigos eróticos, y su voz, ¡ah! su dulce voz es como agua de manantiales que baja por las colinas de los deseos arrasando todo a su paso, ¡un minón infernal!
Y cosa va, cosa viene, me encontré atiborrado de sus pechios enhiestos y perfumados, mis manos no daban abasto en recorrer aquella geografía agreste y diversificada, mis ojos explotaban en filigranas multicolores extasiados de absorber tanta belleza.
En fin, una cosa de locos, que me ha dejado sin aliento y sin fundamentos.

Golpean a la puerta, seguramente es el paje Manuel que viene a decirme que el avion faraonal está preparado y listo para partir hacia Temaikén.
Te dejo en ascuas por un rato, después te cuento ¿si?



Ernesto Mate
Faraón Eternizado

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