miércoles, junio 02, 2004

Ramadam Zalazamba, Septiembre 26 de 2002


Mi querida amada amante Daniela

Tu epístola ha sido una flecha que partió en dos mis epiplones, no sé bien si por tus devaneos o por lo que me cuentas sobre Paulina. ¡Ah mundo! ¿Qué es lo que has hecho con aquella adolescente de las bellas gambas?
Sobre el taperguare quiero contarte que hace muchos años a los esclavos les dábamos la comida en coquetos bols de taper, pero los muy brutos se comían el plástico y les tiraban la comida a las alimañas. Así que dejamos de darles de comer y ellos comenzaron a devorar a las alimañas, de ese modo nos libramos de tres problemas:
a) El alto presupuesto en vajilla.
b) El alto presupuesto en catering.
c) La plaga de alimañas mermó considerablemente.

Habrás notado por la data, que te escribo desde Egipto, es que en Bombay las cosas se pusieron muy feas y hube de salir huyendo dejando abandonadas todas mis pertenencias y tesoros. Solamente me acompañaron algunos criados fieles y mi ama de llaves Eduviges Ticulando, una esclava haitiana que compré por cinco dinares a unos mercaderes inescrupulosos en las afueras de Katmandú.
La sublevación de los esclavos se tornó insostenible, los tibios cacerolazos iniciales al grito de "que se vayan todos" se agravaron con la contratación de un fundamentalista tuareg, un fanático de Shiva denominado el sanguinario General Terrón Polorto, un otentote de dos metros de altura y casi lo mismo de ancho. Un ser desalmado que con sus huestes arrasó con mi finca y confiscó todo lo que en ella había, o sea, querida y lejana Daniela, que mi fortuna quedó en el corralito, ya que los camiones, camionetas y carretillas cargadas de oro y piedras preciosas fueron incautadas y debidamente depositadas en los corrales de mi ex-hacienda.
Yo logré escapar por milagro, gracias a los esclavos fieles y a Eduviges que me cambió el peinado y me hizo unas graciosas trenzas rasta que camouflaron mi elegante y bella cabellera.
En la contienda perdí a muchos hombres, uno de ellos (en realidad un semihombre porque era un eunuco patizambo) luchó con denuedo hasta perder la cabeza literalmente, ya que un golpe de cimitarra le cercenó la única que le quedaba.
No tienes idea de lo dura que fue la contienda, una lucha desigual y despiadada, la sangre chorreaba por las marmoladas escalinatas de la mansión, los jardines de amarillas fresias quedaron teñidos por el ominoso rojo de la sangre.
Yo luché a brazo partido hasta que el dolor no me permitió seguir, uno de mis criados Homar Tillazo me rescató cuando estaba a punto de perder la vida y me metió en un bote que era guiado por un marinero bengalí, remontamos el Éufrates (porque el Tigris es contramano en esta época) hasta llegar al Nilo y ahí le pegamos derecho hasta Ramadam Zalazamba, pero no creas que el viaje fue tranquilo, el sanguinario General Terrón Polorto nos persiguió con submarinos y acorazados, bombardeando nuestro bote durante horas interminables, la pericia del marinero bengalí hizo que nos libráramos de torpedos y misiles, pero lo peor de todo fue que mi fiel ama de llaves Eduviges Ticulando se enamoró perdidamente del marinero bengalí y se fue con él apenas llegamos a puerto. Y eso que yo y toda la tripulación le cantamos lo que te imaginas. Nada, se marchó la muy calentona dejándonos sin llaves para entrar a la plantación de tomatales.
Por suerte Homar tenía una tarjeta de crédito y con ella logramos abrir la pesada puerta de la finca y ahora estamos aquí, organizando la venganza.
Sé que estas penurias que te relato no le llegan ni a los talones a las impresionantes visicitudes que te toca enfrentar, al lado de la ignominia de los gastroenterólogos, la sanguinariedad de Terrón Polorto queda a la altura de un tomate bebé.
Con respecto a tu pedido de alguna joyita, comprenderás que por el momento no puedo complacerte, lo único que me ha quedado es un anillito de plástico que saqué en un Topolín, pero te lo envío porque es muy bonito. Si no lo aceptas, pensaré que tu amor no es por mí sino por mis riquezas, pero no me importa, porque como torta.
Mi amor por tí es inconmensurablemente superlativo y estoico, enfrentaré a quien se interponga entre nosotros, derrotaré a Polorto y te haré un collar con sus tripas para que lo luzcas en el bautismo de marras.
Mi amor, no hay otra como tú, poco me importan los problemas que debo afrontar, solamente sueño con el momento de tenerte entre mis brazos y derretir tu piel con mis caricias, quiero saborear la miel de tus labios, quiero llenarme de tí.
Mientras espero tus noticias, te ruego que no sientas temores, olvida a ese besugo que tienes a tu lado y elige el camino de la aventura sin fin, de las noches en el Kilimanjaro, de la luna reflejada en el Nilo y tu cabellera flotando en el monzón.
No quiero presionarte, pero mis tropas se ponen nerviosas cuando me ven preocupado, no quiero ni pensar en lo que sucedería si sospechan que la causa de mis tribulaciones se debe a tu negativa.
Ahora debo dejarte, los vigías hacen señas, tras los muros, sordos ruidos oir se dejan de corceles y de aceros.
El General Terrón Polorto ha llegado. Y también ha llegado la hora de la venganza, voy a la lucha, a matar y a no morir, ahora tengo alguien por quien vivir, tú mi Daniela lejana y palpitante, tú serás la llama que me guíe en la batalla, tú me darás la fuerza necesaria para tensar el arco y la puntería que guie mis flechas hasta el corazón partío de mis enemigos.
Por tí, mi reina, siempre

Ernesto Mate

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