jueves, julio 15, 2004

98º wenselblat en la escala de Rosenfeld, octubre y el pescado sin vender.



Estimado Erny:

Recibí tu mensaje con profunda emoción. Estaba a punto de la mayor compunción al llevar ya dos días en este avión y no haber recibido ni una simple postal tuya con algún gesto que me aliente a soportar los avatares que aquí estoy viviendo. Rogué a Yemanyá que te encontraras a salvo de la crueldad polortiana y de las picaduras de áspides que tan en boga están ahora. Me horrorizaba la idea de que ya no me ames como otrora.

Te cuento en que terminó el motín de ayer.
Cuando fui para la clase turista, los pasajeros amotinados se habían construido una trinchera con las primeras filas de asientos y apoltronados ahí arrojaban objetos contundentes a la tripulación que los amenazaba con molotovs fabricadas con el contenido de las bolsas para mareos y éstas mismas.

Quedé en el fuego cruzado y me dieron con un sobre de toallita perfumada en un ojo, así que tuve que ir a parar a la guardia del avión.
Allí conocí al Dr. Delfor Unculo que no pudo ayudarme demasiado ya que su especialidad es la pediatría, pero, de todos modos me entretuvo un rato contándome anécdotas de cuando fue médico de campaña en la guerra del guano.
Me cagué de risa con eso de que los combatientes se atacaban con guano de albatros y luego las heridas sufrían infecciones imposibles de revertir excepto con amputaciones y/o agua D' Allibour.

Ahora estoy mejor, pero en reposo por un día. Me apena no saber como sigue la escaramuza de clase turista, pero una enfermera me comentó que la cosa se puso feísima y el grupo antiguerrillero del avión, está por largar gases venenosos por los conductos de ventilación, a ver si les dan bola.

Igual no te preocupes. Aquí estoy muy bien y además tienen Direc TV. El problema es que se ve con bastante lluvia porque el radar que está en el techo, se ve no soporta bien la velocidad luz.

Ahora intentaré dormir. Lamentablemente, en la cama de al lado a la mía, está convaleciente el talibán de los cojones. El nabo se clavó el encendedor debajo de la uña y lo tuvieron que internar de urgencia.
Por suerte me dieron unos soporíferos especiales y tal vez no escuche sus ronquidos.

Amor: en este momento, miro por la ventanilla y observo, con enorme placer que estamos volando sobre El Mar Mota. ¡Cada vez más cerca, vida mía!

hasta mañana.


Daniela Susana Ferro ex-de Montoly

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