lunes, julio 19, 2004

Altamar, mañana de sol (bajo por el ascensor)

Amor de mis amores, Erny mío...

Tuvimos un problemita. Al avión se le cortó la correa de distribución y se le engranaron 14 rulemanes, así que tuvo que hacer un aterrizaje forzoso y cayó en picada en pleno Mar de Ajó. Me salvé de milagro porque sé nadar y justo pude aferrarme a una tabla de surf que andaba flotando por ahí.
No podrás imaginar el espeluznante espectáculo que fue el contemplar al resto de los pasajeros atacados por tigurones de la estepa, sus cuerpos desmembrados, sangre por doquier, biyuterí desperdigada entre las olas y el viento, sucundúm, sucundúm.
Aferradas a mi tabla , me salvé (y además de me colaron varios: el talibán del orto, el Dr Únculo y una científica de gran renombre mundial llamada Adela Mastandrea)
Estuvimos a la deriva contando chistes y jugando al veo-veo, hasta que nos rescató el Capitán P. G. Rey, de un barco pesquero de Punta Rasa.
Ahora nos encontramos en cubierta comiendo un rico chupín de merluza negra y te mando este mensaje por radio, así que si no entendés es porque interfiere una radio de Testigos de Gehovana que pasa cumbias.
Esperamos el arribo del Transatlántico Eladia Blázquez que nos llevará directo a Piriápolis donde nos espera el FastFerry para seguir el circuito previsto.
No veo las horas de estar a tu lado, pero, como verás, el tiempo es tirano y nada puede hacerse contra la desventura.

extrañándote,


tu Danielita Susana Ferro ex-de Montoly


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