sábado, agosto 26, 2006

Quién sabe dónde estaré, después de la merienda

Queridísimo Enzo:

Ahora que liquidé hasta el último vigilante, puedo seguir con la historia.
Había quedádome en cuando empezó el video. La escena era bastante frenética y, tú lo sabes bien, yo soy medio ingenuote en estos temas, pero te aseguro que lo que estaba pasando en esa carpa tenía mucho que ver con el sexo.
La cosa es que finalmente, se ve que Papá Noel encontró el control remoto correspondiente porque de repente la mujer entró como en un trance y lo único que se entendía de lo que decía era "así" y "más". Papá Noel la miraba embelezado, yo creo que sobre todo porque ella tenía como una mariposita de colores aleteándole en la parte baja del vientre. Y la mujer estaba como desesperada y manoteaba como queriendo agarrarse de algo. No sé de qué, porque en realidad sus gestos se dirigían hacia Papá Noel en vez de a la silla, por ejemplo, o al apoyabrazos de la chaise longue. Pero él, muy atinadamente, no la dejaba tocarlo y le daba más al control remoto mientras le preguntaba si le gustaba el Gold Butterfly.
Después, él le preguntó si estaba segura de que había cerrado bien la carpa y ella le dijo que sí, pero se acercó a la puerta para comprobarlo, entonces él la acompañó, seguro que para ayudarla, pero fue medio raro, porque él abrió un poquito la puerta mientras le decía "vení que te amorfeteo el budín". Se ve que tenía hambre, pobre, después de tanto viaje. Para ese entonces, algo raro pasaba con las luces de la carpa, ya que brillaban y se tornaban naranjas. Cuando la voz de Tricky se tornó inconmensurablemente aflautada nos dimos cuenta de lo que pasaba. Se ve que hubo algún tipo de interferencia entre el zapping que estaba haciendo Papá Noel y el dispositivo electrónico de la carpa que hizo que se recalentara el cooler del arbolito y todo se iluminó como para una fiesta temática. Entonces volvieron a la chaise longue y mientras la chica seguía en su trance, Papá Noel se puso un guante de un solo dedo, que el otro día nos había dicho que se llamaba "La Mano del Amor" -yo creo que es porque con ese único dedo tan grande puede agarrar mejor la bolsa de los regalos- y se puso a buscar, entre las piernas de ella, el motivo de tanto temblor. Se ve que no lo encontró, porque la mina estaba cada vez peor y gritaba "dame el turrón, dame el turrón" mientras él le decía "si querés el turrón vas a tener que agarrarme las nueces".
Así estuvieron un buen rato en la chaise longue, ella meta gritar y él tratando de auxiliarla, de espaldas a la cámara, enfrascado en su infructuosa búsqueda. La cosa se tranquilizó cuando el cooler reventó, después de que el arbolito estuvo un buen rato girando como la rueda de la fortuna, y ellos seguro que se asustaron, porque estaban gritando, pero al ratito ella levantó las cortinas y salieron por la puerta de atrás de la carpa a tomar la fresca de la tarde (cuando no está en el Polo Norte el pobre sufre mucho por el clima).
Justo cuando tomaban la fresca con un poco de pomelito, ella atendió unos asuntos urgentes relativos a los gemúes, pero cuando los emisarios se fueron, Papá Noel, entrando a la carpa, le dijo "vení y cerrá las cortinas", ella le preguntó "¿hay más regalos?" -viste como son todos de interesados con Papá- y él le respondió con una sonrisa un tanto enigmática "si ponés de vuelta los villancicos te muestro".

Bueno Enzo, como verás la historia sigue, pero yo ahora tengo que atender unas cosas y echarme un cloro. Pero no desesperes que enseguida volveré y seré finales.

tu primo Gino

No hay comentarios.: